miércoles, 18 de marzo de 2015

Música para bebés

Todas las personas están por naturaleza abiertas a la música. Tenemos párpados para los ojos pero no para los oídos. No son pocas las veces que nos sentimos muy incómodos cuando nos hacen escuchar música en contra de nuestra voluntad. Está demostrado que nuestro cerebro reacciona a la música de manera refleja. Esto sugiere la suposición de que en el cerebro existen estructuras innatas para la elaboración de la música. El placer de escuchar música está unido a una serie de emociones, baña los nervios con endorfinas, sustancias muy parecidas a los opiáceos que producen bienestar. La relación directa entre el oído y el sistema límbico, centro de las sensaciones del cerebro, es lo que consigue que la música desencadene en nosotros emociones tan fuertes. Los estímulos exteriores son la condición necesaria para el crecimiento, antes y después del nacimiento. Los estímulos acústicos, los sonidos, el lenguaje y la música son importantes para el desarrollo del cerebro y de la audición. La música que hace sentir bien a la madre, hace sentir bien al niño. La madre debería escuchar a menudo su música preferida, pues su disposición psíquica y emocional se transmite a su hijo.

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