La incorporación
a nuestro trabajo después de las vacaciones (que ya parecen tan lejanas), en
este tercer y último trimestre del curso, requiere de nosotros un esfuerzo que
a veces necesita estímulos positivos para afrontar las alergias de la recién
estrenada primavera o los posibles dolores de cabeza o de espalda que nos causa
el exceso de horas frente al ordenador.
Es sabido que
gran parte de las enfermedades tienen su origen en el cerebro y que la
musicoterapia puede conseguir efectos sorprendentes en nosotros, ayudándonos a
mantener un equilibrio mente-cuerpo que contribuya a nuestra relajación y a
poder abordar de forma más positiva y eficiente las múltiples tareas de nuestra
vida.
El propósito de
este post es precisamente animar a las personas asiduas a nuestro blog con
algunas buenas recetas, en este caso de escuchas musicales, para estar mejor y
para afrontar con positividad el día a día. En este sentido, recomiendo la
siguiente página sobre Música
para relajar cuerpo y mente, donde pueden encontrar múltiples sugerencias,
artículos y vídeos sobre el tema.
Y como recomendaciones
más específicas, les sugiero algunas de las siguientes audiciones de música
clásica, incluidas en un mail que recibí recientemente como propicias para
combatir
·
el insomnio: el Nocturno
op.9 nº 2 de Chopin, en interpretación de Arthur Rubinstein, o Preludio para
la siesta de un Fauno de Debussy, en interpretación de la Orquesta
Sinfónica de Londres, bajo la batuta de Leopold Stokowski,
·
la ansiedad: las cuatro estaciones de Vivaldi,
en este caso propongo la audición de La Primavera por ser la
estación que disfrutamos, en versión de la Orquesta Sinfónica de la Sociedad
Filarmónica de Conciertos, dirigida por Eduardo Álvarez y grabada en vivo, en
México (1988),
·
la hipertensión: la Música Acuática de Haendel,
con vídeo de imágenes marinas, relajante y evocador …
Proponemos estas
audiciones sólo a modo de ejemplos, ya que la música en general si conecta con
nuestro estado anímico produce efectos beneficiosos en nuestro organismo, que aunque no logren curar nuestras enfermedades
reales, pueden ampliar nuestra visión del mundo, ayudarnos a minimizar los
daños de nuestro excesivo “centraje” en el trabajo y en nuestras preocupaciones
cotidianas, de nuestro estrés
incorregible fruto del ritmo de la vida actual … ayudarnos en definitiva
a conectar con lo más íntimo de nuestro ser, a recuperar la alegría y las
fuerzas para continuar, a contemplar lo
que nos rodea desde la visión de la belleza de la creación artística … a pensar
en algo más grande que lo cotidiano, a volar con ella, a sentir … la grandeza
de la música, del alma, del ser humano y de la naturaleza.
Y ya les dejo
esperando al menos haber tocado su fibra sensible y recomendándoles por último
la música de Samuel Barber, y en concreto hoy la audición de su Adagio for Strings, op. 11,
en versión de Leonard Bernstein, pieza que evoca serenidad, equilibrio y es de
delicadeza y belleza singular, o al menos a mí así me lo parece.
¡Espero que
disfruten con las audiciones!
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